.

.

miércoles, 6 de junio de 2012

LAS BESTIAS DEL CIRCO


          Extrañamente suele pasar que, en las pequeñas ciudades como ésta en la que vivo, aunque algunos vivan la vida de manera rápida al día a día, aún pensando en que otros desperdician la suya contemplando las de los demás, precisamente así, viviendo de manera tranquila, observando, uno descubre que aunque los grupos sociales e incluso los partidos políticos parecieran -por no decir que en realidad lo son- una pantomima, las clases sociales son otro tipo de representaciones, principalmente la clase alta, esa a la que la mayoría de los pobres y clasemedieros desean permanecer para verse de la misma manera, pensar de la misma manera, actuar de la misma manera, sin darse cuenta de que está desbordantemente llena de disfraces, de máscaras, de números a actuar, pero lejos está de ser un drama, una comedia, una sátira, porque en sí la mayoría de esas personas parecieran ser personajes de lo que en realidad esa clase social es: un circo. Un malicioso y vicioso circo al que por entrar a disfrutar y ser parte de la función, algunos son capaces de lo que sea mientras que otros, que a la mirada de muchos de ellos no trabajamos, no hacemos nada y solo desperdiciamos nuestras vidas en tonterías -como el observar el absurdo de lo que son las suyas- solo nos limitamos a hacer de audiencia, a reírnos y a aplaudir, anonadados, durante la colorida función de la monserga de su idiosincrasia, manteniéndonos sólo al margen de simplemente ver, oír, mirar y escuchar, a observar quedamente para analizar, razonar y llegar a conclusiones que, en la mayoría de las veces, hacen brotar del aliento estruendosas carcajadas que terminan a la par que nos limpiamos las lagrimas que brotan de los ojos a causa de ellas.

Existe en pueblos como éste gente que promueve los buenos principios, las buenas maneras, y que acude a misa solo a criticar las acciones y vestimentas de los presentes, que tienen relaciones extra maritales y el vicio de mentir, engañar y destruir con su vertiginosa y letal lengua. Viudas serranas que lo resisten absolutamente todo y asesinan lentamente a sus maridos con el único fin de poseer lo que ni a él le costó; solteronas que critican a las prostitutas, a las mujeres infieles, a las ninfómanas, pero que por su apariencia a pesar de esperar eternamente a un hombre que voltee a mirarlas se acuestan con hombres casados al verse saciadas por las mismas ganas corporales que las ninfómanas, volviéndose las mujerzuelas de aquéllos infieles bajo los mismos actos de aquellas prostitutas a las que critican; Peluqueros que no eran nada, jamás han sido nada y Nunca serán nada más que los portavoces, el diario local de aquellas voces ponzoñosas que desean esparcir el veneno y lo enriquecen diariamente pagando no por su pésimo trabajo, si no por la información que les pueda dar; niñas con cara tersa y blanca, piel de ángel, que se venden al mejor postor en ciudades grandes, y que al perderse en la oscuridad de la prostitución  incluso fornican con sus propios parientes, quizás para que curiosamente así quede todo en familia; curas que tienen vínculos con el narcotráfico y practican la pederastía, que llegan a puestos altos a pesar de despreciar a los pobres y mantener vínculos con los de arriba, y todos -absolutamente todos-, señalando al que se encuentra frente a ellos acusándolo de ser lo que ellos mismos son. Pobres y clasemedieros -ya antes mencionados- hambrientos de pertenecer a esa sociedad cruel, ruin y voraz que se protege a sí misma y destruye al que no pertenezca a ella. Todos personajes absurdos, con máscaras, con disfraces y números ya ensayados o heredados. Personajes de circo que nunca se han mirado en un espejo ni han hecho conciencia de lo que son sus tristes vidas, que aún sueñan y anhelan pero hacen lo posible por borrar la evidencia de esos sueños juzgando a los demás, atacándolos y destruyéndolos con sus venenosas bocas en cada función.

Es increíble pero cierto: Existen tantas funciones cotidianas sobre lo que algunos hacen perteneciendo y lo que otros son capaces de hacer por pertenecer... que resulta hasta más absurdo y cómico que los mismos actos circenses que irónicamente la gente de ésta pequeña ciudad con mentalidad cerrada acude al circo cada vez que una carpa se tiende por aquí, sin darse cuenta que con simplemente echar un ojo al rededor hay tanto que disfrutar, por lo que reírse, con bestias que no necesitan ser enjauladas  y amaestradas para el gozo popular pues las que abundan libremente por las calles y si uno se dedica a observar -como vecinos, repartidores, maestras, estilistas, curas, cocineras, estudiantes, amas de casa-  resultan ser individuos incluso más salvajes que esas bestias enjauladas y hambrientas pues viven y destruyen a otros en su propio hábitat, pero toda esa faena, toda esa matanza de unos a otros sin mirarse antes en un espejo, esas maliciosas bestias de circo, son solo protagonistas de todos aquellos pequeños sucesos miserables de la vida que son más notorios viviendo la vida en la provincia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario