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sábado, 4 de agosto de 2012

MASCARAS


SUCESOS MISERABLES

*Nunca fui mas feliz, ni me sentí mas pleno,
que cuando al comprender lo que jamás sabría...

SUPE QUIEN ERA.
-Mao-Tse Tung



Puede que sea verdad:
-Que soy soez
-Que soy molesto
-Que soy pesado
-Que soy grosero

Pero jamás en la vida -¡JAMÁS!- Hablo pestes de mis amigos y los suyos a sus espaldas, carcajeándome, demostrando así ser una porquería de persona de lo más bajo y ruin que no vale nada como ser humano.


Y ésto último no "PUEDE QUE SEA VERDAD"... ¡Esto último es absolutamente cierto!

LA INFAME EXISTENCIA



¿Porqué no puedo concebír la vida de la misma manera en que la conciben los demás? ¿Porqué no pueden maravillarme todas esas supuestas grandezas que los otros admiran y vuelven necesarias? ¿Porqué la perfección la encuentro en las sutilezas? ¿Porqué nunca dejo de enojarme o sentir ganas de llorar al convivir con los de mi entorno y encontrarlos -por sus palabras, sentimientos y pensamientos- tan estúpidos como para no valer la pena como individuos, personas o humanos?
¿Será que como alguna vez alguien me dijo tengo ínfulas de Dios a pesar de que sigo sintiéndome aun tan ignorante? ¿Será que mientras para ellos hay demasiada catástrofe en la vida para mi ellos y su superficialidad son la calamidad de este mundo?


Tal vez en mi propio mundo nunca lo sabré pero sufro y desespero al no tener a alguien con quien tomar por la tarde un té y filosofar durante todo el tiempo, sin saber qué día es, ni qué hora, ni qué mes, sin que importe para nosotros el paso de los años... vivir alejados de todo protocolo absurdo e infame que me ha arrojado al ya no poder convivir con los demás... ¡pues hacerlo me resulta un maldito infortunio!



Tal vez sea insensato... Quizás sea casi cruel... Pero el concebir a los demás tan robotizados, viviendo sus vidas mecánicamente, solo me hace sufrir pues encuentro que, hagan lo que hagan, al final de cuentas su existencia no tiene sentido... ¡El que existan es un acto de la más cruel infamia!

jueves, 2 de agosto de 2012

CASA REDONDA TENÍA...



No se cómo fue, ni cuando, ni de qué manera. Lo cierto es que desde que tengo uso de razón -hasta donde lo que me interesa recordar de mi pasado me permite- todos los sucesos de mi vida, en mi mente, han estado musicalizados como si el sonido incidental fuese pieza no solo elemental si no fundamental de mi vida. Y es que a decir verdad desde adolescente siempre he hecho recuento de las canciones del soundtrack de mi vida: esas canciones que morirán en mis listas de reproducción a la vez que yo parta de éste mundo, pero no solo las canciones o los soundracks para cada suceso vivido con los demás o a solas tiene un ritmo. Hay otra música, la que siempre, desde mi infancia, está conmigo retumbando en mis cabeza, musicalizando mis pensamientos, mis ideas, mis enojos, mis felicidades, entonando el bajar de unas escaleras, el intrigar en alguna reunión, el haber reprobado algún exámen en el colegio, tener miedo, tener fe.... Toda emoción, cada movimiento hecho por mi cuerpo, cada incidente, tienen su propia musicalización, y fue así, musicalizando mi vida desde siempre, que comienzo con mi décima favorita de la undécima musa, estallando así -por fin- mis sentidos, mis fantasmas a punto de liberarse por medio de poesía desgarradora que desde hace más de una década me libera, musicalizando no solo mi vida con temas incidentales, si no también las palabras de otros, las propias, con mi voz, con el sonar y retumbar de los genios que para fortuna de todos vuelven el ruido en melodía.