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lunes, 24 de enero de 2011

EL SUTIL ENVENENAMIENTO


Pasa que a veces no puedo dormir.
Pasa que a veces no me quiero (ni puedo) despertar.
Pasa que pocas veces vivo y muchas otras muero.
Pasa que esté arriba o esté abajo, nunca dejaré de ser un punto intermedio.
Pasa que estoy aquí pero la mayor parte del tiempo estoy ausente, hundido en mis oscuros pensamientos, en los más retorcidos, siniestros y tortuosos. Esos que con el tiempo se volvieron fantasmas y me persiguen desde niño, que no se quieren ir, que se quieren quedar, que me devoran poco a poco y que habitan en mi mente, detonándose.

La mayor parte del tiempo el dolor me aprisiona y la duda me trastorna. No puedo evitarlo, y, aunque suelo entenderlo, me niego a aceptarlo. No puedo aceptar las causas, las razones, los motivos. Mi mundo enrojecido como la sangre tiene el mismo fin que ese líquido, y se niega a compartirse en veces con la monserga, con la negrura del mundo exterior, en el que siempre muero y poco vivo, el que no me deja dormir, por el cual no puedo ni me quiero despertar, seguro de que todo lo que viva no tendrá mejor fin que no sea el de joderme la existencia y, aunque se que las cosas quizás nunca podrán ser de otra manera, y acepto mi holocausto, no deja de afectarme todo. No dejan de afectarme los demás, sea para bien o para mal. No puedo evitar ser emocional, me niego a concebír los abismos que se crean en mi mente y que sangran desde el corazón, brotando en mis ojos, con brutal dolor...

Odio lo común. Repudio lo corriente.
Por esas dos razones durante la primera década de éste siglo me negué a escribir un blog. Quizás con la absurda pero acertada idea de que son contadas las personas a las que les apetece leer, mucho más en un país en el que lo visual resulta más interesante, sobre todo en este mundo delirante, que es el espacio virtual, y aunque tengo mi propio sitio web y se que Lo cibernético siempre ha sido desechable, por algún motivo me hacía falta un foro que pudiera ser más personal, como un diario de vez en cuando, donde desahogue esos fantasmas, esos monstruos, toda la pus y ponzoña que se han vuelto un veneno que formaron golosinas que la gente ama, porque la gente solo conoce lo mejor de mí, pero no sabe que nací con restricciones, que yo no me las busqué, si no que la vida, el destino y cualquier dios, me las brindan sin que yo las quiera, y que al final, como dice la canción, los caramelos no siempre son dulces y mi paso por esta vida es un sutil envenenamiento a mi alma.

El Sutil Envenenamiento. Así le puse a mi primer blog. No se si me guste tanto el título, pero es que, a decir verdad, a veces la muerte o las formas de morirse son tan suaves que ni las notas.
Hasta que te das cuenta de que te desangras.

-Los Odio.

1 comentario:

  1. Eii, pues yo si lei, y tienes toda la razon, pero no tienen la culpa, la capacidad de razonamiento no les da para mas, no pueden tener ideas propias y basan su existencia en creencias impuestas por alguien que nacio hace ya mas de 2mil años, eso te da una idea del porque la humanidad se pudre.

    me encanto! (=

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