Parece haberse detenido el tiempo,
Cada minuto, mi dulce exaltación,
Proveniente de la extraña excitación
Que se expulsa, cruel, con temperamento.
¡Hay de mi holocausto en cada momento!
Dulce penar de mi eterna fantasía,
Daño cerebral te brinda alevosía
En el dulce penar del firmamento.
Evades mi pregunta, pensamiento:
¿Cómo es que todavía amo a la que lloro
Si olvidarla es lo que yo más imploro?
Brinda pues mi ser traviesa ternura,
Envuelto en el fulgor de la locura,
Locura que odio y que a la vez adoro.
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