Presa soy de tu desdén,
víctima eres de mi verso,
del invierno que, perverso,
en mi mente te ha vuelto rehén
de la pasión que absuelve a quien
de amor forma una quimera.
Me haces polvo entre tu hoguera
en ceniza eternizado.
Sin querer te has sentenciado
a mi locura lisonjera.
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